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El influjo de la luna despereza introspecciones, saltos existenciales hacia viejas lagunas sobre las cuales se reflejaron vida y romance con lo galáctico, lo mundanamente exquisito, lo cruel y aterrador, o simplemente lo desconocido.
Es en esa extraña y poco explorada membrana donde se puede erigir la morada más convincente del ser. Tan impermeable como se quiera; sitio de primaveras coloridas como ninguna que pudieran ver ojos, la tormenta moja pero no enfría allí.
Transmutar en infinitos, desterrar cualquier cosa. Embriagarse y no morir jamás, tal vez para dejar de lidiar con una inducción preliminar al destino individual, aquella que atrae en flujos inamovibles a hordas de almas, que, casi paralelas, se miran e, inertes también, avanzan.
O embriagarse, tal vez, para expulsar horizontes que no están, y que sólo son la contracara del mas vívido de los sueños, y como tal, ilimitado:
el amor.


tu amor.


mi amor.
Mirar atrás es casi un vicio. Es el intento de mantener la memoria fresca, de aprender del pasado, sin saber cómo, sin saber qué. No siempre es necesario, ni fructífero hacerlo; mirar atrás es una habilidad, y como cualquiera de ellas, hay que asimilarla, controlarla, utilizarla en su debido momento.
Conviven recuerdos variados, partes de un azar que los ha dejado allí como una ola que llega a la arena y, sin quererlo, delinea su propia forma, desvaneciéndose poco a poco. El propio ser es artífice de tal azar, actuando de manera inconsciente sobre momentos de carga sentimental diversa en la mente.
Cualquiera se ha preguntado por qué no puede desaparecer el recuerdo de aquel momento en que se cayó el mundo a pedazos, quizás por una muerte, quizás por un desamor, quizás por la propia vorágine del ser. ¿De qué sirve conservar su presencia, y contar con la certeza de confrontar una nueva vez una aflicción como esa?
Mirar atrás es parte de todo eso; es volver a lidiar con momentos que, por alguna razón, no se fueron del todo. Es una buena práctica para aprender del pasado, sin saber aún de qué pasado. ¿De qué serviría mirar atrás, sino?

Las leyes del destino.

Si tuviste que correr el primer bondi del dia, pueden haberte pasado dos cosas:

- Haber llegado a tomarlo.
- Perderlo.

Si te pasó lo primero, muy probablemente el resto del dia corras con la misma suerte para el resto de los transportes. OJO, puede ser una trampa y que te vaya para el orto el resto del dia. Pero no hay punto medio.
Si te pasó lo segundo, estás cagado.


...quisiera saber cómo decirte que aquello que me está volviendo loco no es tu cabello perfectamente castaño, tu ropa sencilla y bonita o tu dulce manera de hablar. No son tus curvas delicadas las que me hacen pensar en despertar a tu lado, después de una larga noche, y tampoco son tus labios los que me colman de deseos de aterrizar en ellos.
Es leer tus palabras a la distancia, o escucharlas mientras compartimos una cerveza, un cigarro, un poco de música o cualquier cosa que me permita gozar del beneficio de acercarme a vos. Es también la combinación precisa de todas tus cualidades; encontrarte siempre sin saber cuándo es que eso va a ocurrir; que siempre tengas una sonrisa que regalar, y regalarme...
y un largo etcétera.
Son las 3 de la mañana. Un fin de semana largo llegó a su fin... y no estuviste; y nunca estuviste, siempre fuiste una ilusión que cambia de forma con el paso del tiempo. Una vaca ausente, como el Flaco la describe.. una vaca de la que uno siempre quiso mamar.

Nos pintaron el cielo con los colores mas hermosos, que bien pudieron ser otros, cuales hubiera querido el destino. Porque los colores son colores, bellos desde su esencia, y el amor es amor, donde quiera que lo encuentres. El amor verdadero es el único que existe, y la persona indicada, es cualquiera.

Sin embargo, con el correr del tiempo la búsqueda se intensifica; uno necesita sentirse amado por la persona que desea; necesita poder decirle a esa persona, que es única e irremplazable, aunque siempre lo haya sabido; que nunca la va a traicionar, sea lo que sea, aunque ni siquiera uno mismo sepa qué es.

Y así es que uno va vagando.. Poco a poco vos te conformás, si no es amor es tuya igual. Y nos quedamos acurrucados bajo nuestra frazada que puede darnos calor, pero no amor.

Nunca estuviste. Nunca, y a la vez siempre. Porque sos tan poderosa sensación que no necesitás tener forma, ni parámetros. Necesitás que nos demos cuenta de ello.

No estuviste ahi cuando abrieron el telón, y no vas a estar ahi cuando lo cierren. Si nosotros te concebimos, ¿por qué ahora te desconocemos?